Tras el dolor causado por el monstruoso crimen de Barbados se esconden más culpables que los llevados a juicio. Ricardo Alarcón de Quesada, actual presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, integró hace 30 años la Comisión Gubernamental Cubana que asistió a Trinidad y Tobago.
"La responsabilidad norteamericana con la justicia es tremenda", aseguró Ricardo Alarcón.
El titular del Parlamento ha denunciado no pocas veces los vínculos entre quienes tramaron el sórdido plan, pero ahora son mayores, a la luz de recientes revelaciones a tres décadas del suceso.
"Hemos empleado muchas veces el término `sabotaje', pero esto fue un acto terrorista clásico. La destrucción del avión se produjo por la explosión de dos bombas que colocaron los mercenarios Freddy Lugo y Hernán Ricardo en el compartimento de los pasajeros. Sabotaje sería si alguien le añadiera alguna sustancia al combustible, o rompiera una pieza. Algo así puede hacerlo cualquiera, el fabricante, un mecánico...
"Por tanto, de acuerdo con los procedimientos de la aviación civil internacional, se reunió una comisión investigadora en Barbados para determinar la causa del estallido.
"Resultó evidente que las bombas venían entre los equipajes de mano. De haber sido colocadas en el compartimento de carga, el explosivo lo hubieran introducido desde Guyana, Trinidad... sin necesidad de abordar el avión. Como detonaron en la parte de los pasajeros, lo hizo alguien que viajó junto a ellos y se bajó en Barbados.
"El informe técnico que la comisión transmitió a las autoridades trinitarias señala los alegados vínculos de la Casa Blanca, y específicamente de la CIA, con el atentado. Más tarde se demostró la participación y responsabilidad del gobierno norteamericano. Estados Unidos conocía ese informe; sin embargo, cuando comienza el proceso judicial se desentendió del asunto."
CONFIÁBAMOS EN VENEZUELA
"Los días 20 y 21 de octubre se celebra una reunión en Puerto España, Trinidad y Tobago, para conciliar entre los países afectados dónde enjuiciar a los presuntos criminales. Finalmente se escoge a Venezuela, teniendo en cuenta que allí fue planeado el hecho, y tanto los autores materiales como los intelectuales (Orlando Bosch y Luis Posada Carriles) proceden de esa nación sudamericana.
"Parecía el mejor lugar para juzgar a los responsables del atentado porque ese país tenía un discurso tercermundista, de liderazgo en Latinoamérica, aún sin el radicalismo de Chávez. Pero Carlos Andrés Pérez en aquel momento nacionalizó el petróleo, negoció acuerdos concesionarios, tenía el apoyo de amplios sectores de la sociedad...
"En la delegación venezolana estaban Marco Tulio, viceministro del Interior; David Morales Bello, diputado de ADECO; el embajador en Trinidad... y el resto eran cubanos que dirigían la policía política, entre ellos Rafael Rivas Vázquez, segundo jefe de la DISIP, y Orlando García, asesor de seguridad del Presidente. Aparentemente querían hacer papilla a Posada y a Bosch."
Esa actitud no era más que un disfraz.
"Creíamos que Carlos Andrés estaba jugando limpio. Era el gran crítico. No se cansaba de repetir que este era un asesinato vil y harían justicia. Pero en la práctica el juicio se volvió una maraña y se extendió durante años. Probablemente habían calculado realizar el proceso allí precisamente para no hacer justicia. A la vuelta de tres décadas comprobamos su compromiso con Washington.
"Resulta interesante leer la primera edición del libro de Alicia Herrera: Pusimos la bomba, ¿y qué? Es una defensa al mandatario andino. Los cubanos mafiosos desbarran sobre él. Esperan quedar libres cuando vuelva al poder el partido COPEI. Y eso ocurre. Entonces, la gente de Carlos Andrés altera el expediente judicial. Alicia quedó sorprendida al enterarse de que el Gobierno estaba involucrado. En la nueva edición toma en cuenta esto que ni ella ni nosotros sabíamos."
La actuación del Gobierno venezolano tras el asesinato a Orlando Letelier engañó a muchos.
"El entonces inquilino del Palacio de Miraflores ofreció sepultura en Caracas para el ex canciller chileno, quien había muerto en el exilio. Lo entierran con una gran ceremonia, donde seguro estaban algunos de los que sabían quién lo había ultimado.
"Mediante documentos desclasificados por la CIA, conocemos de un encuentro donde Bosch se jacta de este homicidio. Allí están presentes miembros de la Agencia, el viceministro del Interior y Orlando García, involucrados con los terroristas.
"La DISIP estaba penetrada no solo por la CIA, sino por la mafia cubana. Posiblemente Venezuela era el segundo país de mayor emigración desde la Isla, y había fuertes grupos terroristas. Eran muy amigos de Carlos Andrés. Bosch estaba en ese círculo y, como se sabe ahora, cuando llega al aeropuerto lo reciben Posada y Orlando García, el asesor de seguridad del propio jefe de Estado.
"Los restos de Letelier permanecieron en Venezuela hasta el fin de la dictadura de Pinochet, y su familia quedó muy agradecida por tan noble gesto... mientras Pérez apañaba a los asesinos."
ESTADOS UNIDOS DETRÁS DE TODO
"Desde la ONU, Carlos Andrés había solicitado a Estados Unidos que le ayudara a esclarecer su papel en el atentado, específicamente el de la CIA, pues aseguran que está involucrada. Washington no responde. En 1992, cuando acaban de admitir a Bosch, el representante norteamericano dijo ante el Consejo de Seguridad una tontería mayúscula: que a ellos no le habían pedido información."
Hoy se conoce cuánto sabían.
"Existen documentos desclasificados que refieren antecedentes terroristas en Panamá, Jamaica... y los relacionados con el atentado al avión. Entre los más importantes está aquel donde Bosch asume la responsabilidad por el asesinato del ex canciller chileno. Dice: `ahora que nuestra organización salió tan bien del trabajo de Letelier, vamos a hacer algo más'. Y más adelante, Posada declara que ese algo era destruir un avión cubano.
"Esto le hubiera servido de mucho al tribunal venezolano que juzgaba a ambos terroristas. Hay varios informes más, elaborados por la propia CIA. Tuvieron guardado por 30 años lo que sabían. Solo ahora, en el 2005, lo revelan.
DILACIONES OSCURAS
"El juicio contra Posada se interrumpe en 1985 porque este escapa de la cárcel, pero a la semana ya está trabajando para la Casa Blanca en un plan secreto en Centroamérica. Posada restableció sus contactos con la CIA."
Sucias y jugosas operaciones se desarrollaron en esa época. Bush, la Agencia y el terrorista más grande de este continente vuelven a trabajar juntos. Así que cuando Posada es capturado en Panamá y luego recibe el "generoso"indulto de la presidenta Mireya Moscoso, a nadie sorprende que vaya a refugiarse en Estados Unidos.
Al principio el gobierno lo niega. Después no le queda más remedio que reconocer la acogida. Entonces se ve obligado a apresarlo, y comienza un periodo de dilaciones. La comunidad internacional presiona. Pero el viejo zorro no va a "hundirse"solo. Sabe demasiado, tanto que hasta hoy Washington no decide qué hacer. La responsabilidad norteamericana con la justicia es tremenda.
El Convenio Internacional de Montreal dice que si el Estado mantiene a una persona acusada en otro país por vinculaciones a un acto contra la aviación civil, y no lo extradita, estará obligado, sin excepción alguna, a someter el caso a sus propios tribunales y juzgarlo como si el hecho hubiera ocurrido en su territorio.
De modo que si Estados Unidos no extradita a Posada a Venezuela por la voladura del avión de Cubana, para que prosiga el juicio que se estaba desarrollando allí, entonces debe juzgarlo, como si hubiera sido la voladura de una nave norteamericana o el desastre sucediera dentro de su jurisdicción. Y en este país la condena por asesinato en primer grado múltiple sería más grave, porque contempla hasta la pena de muerte.
Hay otra convención internacional obligatoria sobre la represión de los atentados terroristas cometidos con bombas, y en crímenes como el de Barbados, donde a las víctimas les resulta imposible la supervivencia por el hecho de viajar en avión, la ley es más enérgica con los autores.
"La administración Bush ha evitado que Posada sea sometido a juicio, al no responder a la solicitud de extradición de Venezuela. Su protegido está preso hace más de un año, porque entró sin visa a Estados Unidos. Sin embargo, el Tribunal Supremo decidió hace algún tiempo que ese país no podría mantener indefinidamente a un indocumentado en la cárcel.
"Ese es el argumento por el cual su abogado Eduardo Soto presenta un recurso de habeas corpus ante el tribunal, pidiendo que liberen a su representado, porque lleva detenido muchos meses por el solo hecho de entrar ilegalmente.
"La ley norteamericana establece ciertas excepciones. Lo pueden mantener indefinidamente si es sospechoso de estar vinculado con actividades terroristas, si constituye una amenaza para la comunidad, o si hay otras circunstancias especiales que, a juicio del gobierno, justifiquen que el acusado siga preso. Pero, en cualquiera de esas variantes, tienen que informar al tribunal. Y, según el magistrado, aún no han dicho nada semejante."
Normalmente, en un caso como este, existe un plazo de 10 días que se le concede a la parte afectada para explicar sus razones, si no está de acuerdo. El de Posada Carriles comenzó a partir del 11 de septiembre.
"Cuando estaba próximo a terminar, Estados Unidos solicitó una prórroga, y el juez se la concedió hasta el 5 de octubre (NR: Según las especulaciones de las agencias de noticias ayer en la tarde, se aprecia que no hay ninguna intención de acusarlo, y se dice que el largo documento del Departamento de Justicia pide retenerlo y reclamarle al propio Posada que haga más gestiones para que lo reciban en otro país latinoamericano).
"Ahora está por verse si por fin lo acusan de terrorismo. El abogado José Pertierra explica muy bien cómo han empleado toda una maraña para dar la impresión de que no es la administración Bush, sino los tribunales los que presionan para liberarlo.
"Mientras, la Casa Blanca ha estado buscando un país que reciba a Posada. Sin embargo, ni Canadá, ni México, Guatemala, El Salvador, Honduras, Costa Rica ni Panamá lo aceptan. Estados Unidos no quiere que lo juzguen por terrorista, y le confiere un tratamiento especial en prisión. El propio reo ha dicho que tiene un comedor aparte, un patio aparte para hacer ejercicios, y ni siquiera duerme con los demás presos. Esto prueba que Washington sigue detrás del crimen de Barbados."
Con el atentado al avión pretendían desunir a los países del Caribe, y en la práctica sucedió al revés. Hoy existen magníficas relaciones entre Cuba y esos estados. Entre tanto, las pruebas continúan señalando a los culpables y no han muerto las ansias de justicia.